Sin foco atado al extravío imaginario:
Te vi salir blanca de un halo del mar
¿O solo mi deseo de que fueras vos?
¿Y estos versos que son?
Espero inmóvil el derretir del tiempo.
Sin foco atado al extravío imaginario:
Te vi salir blanca de un halo del mar
¿O solo mi deseo de que fueras vos?
¿Y estos versos que son?
Espero inmóvil el derretir del tiempo.
La luna corre las estrellas a jirones,
Algunas alcanzan a desprenderse
En muertes dignísimas,
Para que mañana el rocío
Ostente temprano sus toques de flúor
En algún lugar del norte aquí
O del sur allá
En el recuerdo
El levantamiento
De hormigas por su comida,
Las dejábamos con vida porque
Respetábamos ciertos tipos de valentía
El arroyo recita su manifiesto,
Explica la razón de su anhelo,
Cree que nadie lo oye decir
Que deberían llamarlo Río
Al complacerlo
Vergonzoso calla y se hace el muerto,
Se permite fluir en bajada irresistible
En la oscuridad
Camino pateando ladridos
De perros fantasmas
La noche hace como que me lleva
Pero me deja con la vida atada
Enganchada y agonizante
Un rato más y para siempre
Los latidos de la carne
Hacen de la escritura en la oscuridad
Algo inmenso y expandido
Hay algo de trueque místico
En el placer de descifrar
Un misterio diminuto
A cambio de respetar
Un silencio gigantesco.
Salgo flotando
Lo único que reconozco
Es un cielo angosto
Braceo sin representarme
Una idea de orilla
Nada en el aire inmundo
Y el canto de sus branquias
Llega a navegaciones recónditas
El monstruo volverá
Recostado en el encierro
De su zamarreo amanecedor
A la hora enmudecida
Mutada inerte.
El círculo
De las presas
Congeladas.
Para mirar el cielo cerrado
Por tranqueras
De almas
De muertos
De frío.
Mucha agua y canciones sin nombre
Llegan a cimas doradas para escurrirse
Nada detiene al mar
No podríamos reclutar tantos ejércitos
Opacaría nuestra razón una guerra húmeda
Es negro
Desbordado en inmensidades circulares
También canta canciones y recuerdos
Y me imagino sus profundidades
Como una eterna despensa de tristezas.
Otra vez el sonido eléctrico de la heladera
Justo cuando meticuloso había planeado el silencio,
Es la eventualidad autoritaria con su zumbido inquebrantable
Y yo que quería escribir sobre el silencio,
Yo que había diseñado un libraco único
Con un par de pensamientos fugaces
Ahora me obligo a retratar un zumbido
Guiado por mis falsos procedimientos
El iluso que creyó en lo imposible
Sin más eternidad que el sentirse a sí mismo
Termina su manifiesto infame
Sobre la esclavitud hipnótica
Y la fuga de la nada.
Todo es un mismo libreto
La infamia de la hoguera
Y la mentira del cielo
Por todo tipo de organismos vivientes
Otros sin razón ni percepción
Todos sin voluntad inteligente
Del vanidoso en vano
Del ciego con pupilas
De los cuerpos sin alma
Arrojadas en bajadas sin caudal.
Las cosas se habían quedado quietas
Y el tiempo nos miraba desde el borde de una taza
Transformado en mosca
El calor que quedó no se enfriaba
El frío helado no era disipable
Y el preludio de los días se había hecho eterno
A empujarnos los párpados
Corriendo el manto
De la triquiñuela inmóvil
El insecto afortunado
Que en su descansar
Paralizaba el tiempo.
Un huracán del paraíso de la tierra
Se cierne por los toboganes
Empalagosos de mis entrañas.
Entonces súbitamente
La noche segura y perfecta
Es una pelota de círculo que llega a su fin
Y que se deshace inrrepentinamente
Menos por golpe que por inclinación.