La luna corre las estrellas a jirones,
Algunas alcanzan a desprenderse
En muertes dignísimas,
Para que mañana el rocío
Ostente temprano sus toques de flúor
En algún lugar del norte aquí
O del sur allá
En el recuerdo
El levantamiento
De hormigas por su comida,
Las dejábamos con vida porque
Respetábamos ciertos tipos de valentía
El arroyo recita su manifiesto,
Explica la razón de su anhelo,
Cree que nadie lo oye decir
Que deberían llamarlo Río
Al complacerlo
Vergonzoso calla y se hace el muerto,
Se permite fluir en bajada irresistible
En la oscuridad
Camino pateando ladridos
De perros fantasmas
La noche hace como que me lleva
Pero me deja con la vida atada
Enganchada y agonizante
Un rato más y para siempre
Los latidos de la carne
Hacen de la escritura en la oscuridad
Algo inmenso y expandido
Hay algo de trueque místico
En el placer de descifrar
Un misterio diminuto
A cambio de respetar
Un silencio gigantesco.
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