La máxima resopló al calor ultravioleta
emergiendo en azuelo de las profundidades,
era el rumor de alguien que ocultaba el rostro,
que se iba de oídos hasta que un consejo lo supo:
no era más que otra hermosa fobia al mensaje.
En la ciudad del mar tambien hay cobardes
que al son del wet western apuñalan espaldas
y luego se encierran en sus mentes,
herramientas de lo invisible, gratis ennoblecidas.
En el tiempo presente nadie espera algo de alguien,
pero el doctor me aconsejó compartir,
yo os invito a mi posición de horizonte,
donde por la noche brillan azules normandos.
jueves, mayo 27, 2010
Beso
Ahí te saludo
Me dijo
Cuatro cerraduras
Y un minuto después
Me trajo su beso
De paranoia espumante.
Me dijo
Cuatro cerraduras
Y un minuto después
Me trajo su beso
De paranoia espumante.
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